martes, 12 de junio de 2012

El Destino de una mente capítulo 5

V Después de algunos meses Rosaura cumplió quince años al mismo tiempo que terminaba la escuela secundaria. La joven se sentía emocionada por entrar a la preparatoria, en donde ya no tendría que portar el incomodo uniforme del colegio y se libraba de la estricta disciplina de las hermanas religiosas, quienes también se sentían aliviadas por la salida de Rosaura, ya que cada día era más dificil controlar la conducta rebelde de la chica. Lo único que extrañaría eran las clases de religión, la única materia que disfrutaba y que le despertaba un auténtico interés. Llegó el primer día de clases y Rosaura llegó temprano a la preparatoria. Al entrar al salón se sentó en un pupitre ubicado en la parte trasera del aula. La primera clase de ese dia fue la de castellano, a la que Rosaura no prestó mucha atención, ya que se concentró más en observar a los muchachos. La joven quedó decepcionada al darse cuenta que todos los chicos del aula aparentaban una edad menor a la que tenían. Después de algunos días Rosaura logró hacerse amiga de la mayoría de sus compañeras de clase. La joven adquirió un gusto por la música rock y compró discos de varios cantantes que escuchaba a todo volúmen, y provocaba molestia a su familia y a sus vecinos. También asistía a fiestas que eran organizadas en casas de compañeros originarios de otras ciudades, y que vivían solos. Fue en una de esas fiestas en donde Rosaura probó por primera vez el alchohol y comenzó a fumar; la primera cerveza que tomó le pareció muy amarga y casi vomitó al darle el primer trago, pero a los pocos instantes olvidó el sabor amargo de la bebida, y tomó seis cervezas más. Durante esa fiesta bailó desenfrenadamente y dijo palabras altisonantes al mismo tiempo que reía efusivamente con la boca muy abierta. Mientras bailaba se acercó hacia ella un compañero de su clase que se encontraba también bajo los efectos de la cerveza. Después de decirle a Rosaura algunas palabras ininteligibles, ella le dio una fuerte bofetada que lo lanzó al suelo. Pasados algunos minutos el infortunado joven se levantó tambaleante, sin comprender lo que había sucedido. Esto provocó las risas de todos los presentes, y convirtió a Rosaura en el alma de la fiesta. Después de ese día Rosaura adquirió gran popularidad en la preparatoria, sobre todo entre los estudiantes del sexo opuesto mayores que ella; frecuentemente era invitada a conciertos de grupos de rock y a fiestas en donde el ambiente era muy denso; usualmente además del alcohol los jovenes consumían drogas y tenían relaciones sexuales cuando se encontraban en estado de ebriedad. Sin embargo la joven no llegó a consumir estupefacientes ni a tener sexo con sus compañeros porque consideraba esos actos como pecaminosos, y se limitó a disfrutar del alchohol y de la música. Rosaura se sentía fascinada en este nuevo mundo que se abría a sus ojos, en donde era feliz y libre, lejos de los problemas de su familia. Con el paso de los meses la conducta desordenada de Rosaura se vio reflejada en su rendimiento escolar; la joven comenzó a faltar a clases y sus calificaciones disminuyeron dramáticamente. Ante esta situación Mercedes mostró indiferencia; ni siquiera le importaba que su hija fumara delante de las demás personas y hablara con palabras altisonantes. Cierto día al ver a su hija con un cigarro en sus labios comentó agriamente: -Te crees muy sofisticada fumando, pero te pareces a una prostituta barata, deberías irte a alguna esquina para que te ganes la vida. Estas palabras lastimaron a Rosaura, quien trataba inconscientemente de llamar la atención de su madre con su comportamiento sin tener éxito. La atención de Mercedes se centraba en sus otros dos hijos; Andrea era una alumna destacada en la preparatoria y se encontraba en los primeros lugares de su clase, mientras que Rubén era cada día mas caprichoso y malcriado. Rosaura se sentía desubicada e incomprendida, y se refugiaba en las fiestas para mejorar su ánimo. Derechos Reservados.

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